El Comienzo De Mi Aventura
Ya
que la había perdido de vista tome un poco de aire mientras me venía a la mente
(a las 5 en serio?, si nosotros tenemos el turno de la mañana) me decía
mientras seguía con mi paso para dirigirme hacia mi casa, la cual no estaba
precisamente a la vuelta de la esquina por lo que me fui a la parada del camión,
lo bueno de salir a esa hora es que el trafico estaba muy ligero y el
transporte casi vacío lo cual era muy conveniente para mí porque no me gustaba
para nada tratar con la gente llagaba hasta el punto de siempre cargar el
pasaje justo para no hablar con el chofer y sentarme hasta atrás para solo
tener que tocar el botón para bajar, sin sentarme en las orilla para no pedir
permiso a ese grado llegaba yo. Ya sé que soy un exagerado pero de verdad me
incomodaba mucho.
Llegue a mi casa después de una hora de viaje
y la primera situación que me encontré fue a mi madre hablando con mi hermano
mayor el cual ya se había mudado desde hace tiempo pero de vez en cuando venía
de visita a aportar algo de dinero y por qué no decir que a molestarme de esa
forma en la que solo un hermano sabe hacerlo, pero a pesar de todo eso yo lo
quería y admiraba mucho, decidí no molestarlos y pasar directamente a la cocina
a preparar cualquier cosa que pudiera calmar mi hambre por que no acostumbraba
a comer en la escuela otra vez por un trauma relacionado, pero si tratáramos
cada uno de ellos nunca acabaríamos, tomando mi mochila me dirigí hacia a mi
habitación encendí la laptop y tomando cualquier cosa que me sirviera de apoyo
para ponerla sobre mis piernas, pronto la poca luz que entraba por mi ventana
fue disminuyendo, pues ya pasaban de las 6 de la tarde, no podía creer que tan
rápido ya hubieran pasado tres horas, hasta pareciera que hace apenas unos
momentos había llegado de la escuela, decidí bajar a ver si seguían tan
entretenidos con su conversación o al menos ese era el plan pues la verdad
apenas deje la computadora el sueño me venció y así justo apenas dieron las 7
de la noche caí rendido, fue una noche tranquila de aquellas donde ni los
grillos cantan porque están igual de inmersos en su sueño como yo.
Pero llego el momento que para mí es el más
difícil de todos, la hora de levantarme pues siempre había tenido el turno de
la tarde y de repente cambiar a la mañana me dejaba más exhausto de lo normal
(¿Quién en su sano juicio se levanta a las 4 de la mañana?) me preguntaba
mientras me quitaba las lagañas y entre turnos abría cada uno de los ojos para
acostumbrarme a la luz que para mí vista después de acabarme de levantar era
como si la lámpara de mi habitación alumbrara con la intensidad de las luces
que usan en un estudio fotográfico, aun así me dirigí hacia el baño para darme
una ducha a ver si eso ayudaba a que espabilara (¿Qué significaba eso?, la
verdad no sé pero de tanto que lo usaba mi madre se me pego) apenas había
abierto la llave de la regadera y ya estaba despierto pues el agua que cayó de
esta estaba más helada que el corazón de la bibliotecaria que no me dejo sacar
los libros apenas el día anterior (esa desalmada) no sé qué pasaba en esta casa
pero siempre me pasaba lo mismo o el agua salía tan fría que bien podrían andar
pingüinos en mi baño o tan caliente que el vapor podría ahogar a alguien. Pero
en fin después de la santa helada que me di, salí entre brinquitos del baño acercándome
a mi armario para sacar el uniforme, (cuando lo veía daba gracias de que por lo menos no fuera de una combinación de colores que nada que ver por
qué el anterior no me gustaba para nada).
pero
no duro mucho mi pensamiento ya que fui devuelto a la realidad por el claxon
del auto de mi padre que ya estaba desesperado (si tanta prisa tenia pues que
se levantara más temprano) tome mi mochila y fui directo a donde estaba mi
padre, el trayecto como siempre unas cuantas palabras por parte de ambos nunca
supe por qué pero no lograba entablar una conversación con él, no era como mi
madre o mi hermano solo había algo distinto, por fortuna antes de que el
silencio se tornara más incómodo de lo que acostumbraba llegamos (nunca me había
alegrado tanto el llegar a la escuela, bueno solo en el kínder el primer día
pero por que no sabía en lo que me metía jajaja) y así tan pronto baje del auto
mi padre salió raudo al trabajo (que cariñoso es) pero en fin ya me dirigí a la
puerta cuando me paralice pues ahí estaba ella tan radiante como siempre, tan
llena de vida ni pareciera que ella también viniera por la mañana (me imaginaba
que entre pajarillos y otros animalitos la despertaban cada mañana entre
sonares hermosos de melodías que solo los oídos privilegiados podían escuchar)
me tenía embobado ese pensamiento hasta que abruptamente fui devuelto a la
realidad por la voz que me llamaba.
Roció:-
¡Carlos buenos días!, ¿si me estas escuchando?
Carlos:
bu-bu-buenos días.
Roció:-
hasta que me haces caso, yo ya te daba por perdido en el espacio exterior
*jejeje* es una broma, ¿acaso sigues dormido?
Carlos:
no es eso, solo me agarraste distraído
Roció:
si de eso me di cuenta, ayer me dejaste plantada eh
Carlos:
es que yo me equivoque ayer y no era esa la hora que quería decir *reí
tímidamente *
Roció:
si ya decía yo que era muy extraño que te quedaras tan tarde en la escuela
porque no estás en ningún club ni nada.
Carlos:
si, perdón por eso
Roció:
pero hoy no te me escapas
Retrocedí
un poco por lo animada que estaba, nunca había conocido nadie así, siempre con
una respuesta, tan segura y expresiva que con solo ver su sonrisa te contagiaba
de ese ánimo que la invadía, hasta a mí de esa forma tan particular que tenia
de abordarme para hablar me atrapo pues sin darme cuenta comencé a seguirle la
plática.
Roció:
¿Carlos me estas ignorando otra vez?
Carlos:
ah no, disculpa es que me perdí, que me decías?
Roció:
bueno te decía que estas dos primeras horas no vamos a tener clases así que
podemos platicar bajo el árbol donde siempre te sientas
Carlos:
si me parece bien
Roció:
Entonces está decidido, vámonos pues.
Quien
me iba a decir que aquella conversación que tuvimos seria el comienzo de una amistad
obviamente nuestros compañeros no, porque cuando nos veían juntos se quedaban
extrañados y no los culpaba la verdad.
Habla
la chica
Apenas
había pasado un par de meses desde que Carlos y yo nos habíamos hecho amigos
pero pareciera que teníamos más tiempo después de lo recurrente que se había vuelto
en mí día a día que ya no lograba imaginarme una situación tan típica como eran
las clases diarias sin que él estuviera presente, además del tiempo que compartíamos
juntos en el descanso bajo el árbol o en la biblioteca compartiendo nuestros
gustos literarios hacían que nuestros lazos se fortalecieran. Aunque me gustaba
su compañía, me preocupaba que solo me tuviera a mí de amiga y no se
relacionara con nadie más por lo que le pedí que se uniera algún club de
preferencia al de natación para lo que me contesto con voz de locutor ¨soy como
la bruja de oz, el agua me derrite¨ solo para después hacer caso omiso de mi
sugerencia y terminando yendo con los mateatletas (encajó como pez en el agua)
no era lo que esperaba, pero estaba satisfecha de que por lo menos se integrara
a un grupo, lo que no me parecía del todo era el ir a verlo en sus competiciones
no duraban mucho, pero a mí se me iba la vida en cada una, pero era lo justo
pues el también a pesar de su timidez desde las gradas hacia un esfuerzo por
animarme a dar lo mejor de mí. Todo parecía ir viento en popa pero como en todo
tiene que llegar un momento de desacuerdo por lo que sea tener opiniones
diferentes, un mal entendido provocado por habladas de terceros (esas nunca
pueden faltar) dudas, celos hay tantos motivos que provocan una pelea y ese día
ocurrió apenas terminando la clase de cálculo íbamos hacia el árbol como era costumbre y yo estaba más pensativa de lo normal pues
no encontraba las palabras para decirle que él me gustaba (¿que pensara de mí? Creerá
que soy muy atrevida si se lo digo yo? o que lo presiono demasiado) un sinfín de
ideas pasaban por mi mente y entonces se me ocurrió la táctica más vieja del
planeta: darle celos y sin más salió de mis labios .
Roció:
oye Carlos tengo algo que decirte
Carlos:
si dime Rox
Rox
hay que bonito suena cuando me dice así, todavía recuerdo el día que me
pregunto cómo me gustaba que me dijeran, algo muy impropio de el por lo serio
que era, tomándome un tiempo para pensar en todas las formas que me llegan
llamar, viniendo a mi mente algunos como Roci y Chio siendo el ultimo el que la
mayoría de las personas me decían y era más de mi agrado pero quería que fuera
algo que solo él me dijera y de mi salió Rox y así se quedó.
Rocio:
bueno quería saber tu opinión ya que tú eres mi mejor amigo pues quería decirte
que me gusta un chico, de mi clase de natación.
Carlos
: (desilucionado y molesto) ah! Mira que bien…
/silencio
incomodo/
Carlos
: (intentado safarce de ahí) bueno… te dejo tengo que ir a practicar con los
mateatletas vale nos veremos después…
Rocío:
oye Carlos no es cierto sabes bien que yo siempre voy contigo a las practicas,
dime ¿qué tienes?
Carlos:
nada, ya te dije, solo que hoy cambiaron la práctica y se me olvido avisarte
Rocío:
bueno entonces vamos juntos
Carlos:
no, hoy voy a ir solo ya que te aburres mucho
Rocío:
y desde cuando eso importa, ya dime que es lo que tienes no te pongas en ese
plan
Carlos:
ya te dije que no tengo nada, lo que pasa es que tú nunca me entiendes siempre
se tiene que hacer las cosas como quieres
Rocío:
¿que yo no te entiendo? Por favor si tú me entendieras a mí no te pondrías así
por un comentario de nada
Carlos:
ya mejor me voy, no quiero discutir
Rocío:
bien vete
Me
encontraba furica por su actitud, bien podía matara a quien se me pusiera
enfrente en ese momento, quería irme a mi casa temprano pero tenía clases muy
importantes, llegue al salón me senté donde siempre, mientras que Carlos se fue
al lado puesto del aula (que infantil) y así fue todo el santo día de estar evitándome
y viéndome de reojo (cree que no me doy cuenta, pero que le cuesta admitir su
error) al final de ese día que se me había hecho eterno por fin entre a las
practicas necesitaba entrar al agua para quitarme de la mente todo eso que
pensaba el cansancio mental que me había dado el tratar esa parte de él.
Al llegar a mi casa no quería pensar en nada
solo quería quitarme el uniforme y por primera vez en años me fui a dormir
temprano, serian como las 8 de la noche, la luna estaba en su plenitud, tan
reluciente y el brillo era tan intenso que aun con las cortinas puestas la luz
iluminaba la habitación llevándome a un sueño cada vez más profundo. Y antes de
quedarme dormida pensaba en como los hombres y las mujeres teníamos pensamientos
tan distintos y desee muy dentro de mí que Carlos se diera cuenta que era el;
el chico que me gustaba y que se diera cuenta todo lo que pasamos para que
ellos sean los que den el primer paso, él tenía dos papas que vivian bastante
bien, era serio y así no tenía que darle explicaciones a nadie de su vida, las matemáticas
se le daban de manera que solo las pensaba y sabia la respuesta ,su vida era
muy fácil en cambio la mía…. Bueno sin palabras y desee en ese momento que
ojala tuviera yo su vida y el la mía.
En
la mañana del día siguiente me levante optimista mire la cama (si porque ya
casi me tocaba mi periodo y no había nada ahí) me alegre, me estire perezosa y corrí
a la ducha pero antes pase al baño y entre a verme al espejo y al levantar la
cara: wow, wow! Di un grito enorme yo no era yo! solo veía la
figura de Carlos delante mío y me asuste muchísimo. Si, era mi mente mas no mi
cuerpo y entonces baje a mirar debajo de… de ustedes ya saben! Y horror! Que era
esa cosa que tenía entre las piernas, mi mamá se asustó mucho y toco la puerta
del baño me dijo: Chio estas bien? y yo conteste lo más rápido que pude
modificando la voz: si mamá estoy bien.
Estaba aterrada, y la semana que entra ya era
mi campeonato de natación y yo modestia aparte era la estrella del equipo
contaban conmigo ¿cómo le haría? Carlos no sabía nadar! Y entonces me pregunte
si a Carlos le estaría pasando lo mismo?, así que me duche lo más rápido que
pude mis pantis me molestaban cómo es posible que los chicos caminen? Mi mama me vio salir súper rápido y me decía: Chio
el desayuno está listo. Solo respondí: no tengo hambre esta mañana mamá. Y seguí
corriendo con el corazón que se me desbocaba del pecho.