🍫¡Hola mis corazoncitos de chocolate!🍫
“El coraje del destino”
Cada día de mi vida me pasaba
pensando en porque la vida había sido tan injusta conmigo, yo, siendo parte de
mi propia comunidad, incluso, teniendo uno de los blogs más famosos del tema.
Era un chico normal, aunque
vivía una doble vida, me sentía algo cansado por ello, a veces solo quería
salir de la rutina, una rutina que me envolvía desde ambos hemisferios, no
entendía cómo es que hasta ahora podía continuar con una vida tan pesada como
la tenía.
No era digamos, que pasara sufriendo
de hambre o padeciendo alguna terrible enfermedad, pero simplemente mi estilo
de vida actual me estaba consumiendo.
Quizás era mi culpa, nunca
debí de involucrarme tanto en esto, pero la obsesión y las ganas de obtener
alguna minúscula pisca de atención por parte de una pequeña comunidad tabú de
internet, la cual me llenaba con una tremenda obsesión, que me envolvía en el
mismo bucle de psicosis extraña que me obligaba a desesperarme de ansiedad día
y noche.
Por un lado, era Julio, un
chico aparentemente normal, tenía una novia, vivía con mi madre, sin problemas
económicos algunos siendo una vida totalmente estable, se podría decir que, si
lo tenía todo, aunque no tenía realmente nada.
Siendo el otro polo de mi vida
la que destruía mi bienestar y era aquí donde mis sentimientos se confrontaban
con mi felicidad día y noche.
Algunos me conocerán como
Karina, un seudónimo el cual adquirí para tener una especie de falsa identidad
en aquella comunidad de la cual me aferraba a no salir.
Desde aquel espacio donde
narraba mis historias y fantasías para una comunidad que no se daba abasto con
sus ideas de perversión, así como de fetiche por el tema que engloba nuestro
propio entorno simplista y a la vez frustrante de cada día.
Así que, a medida que continuó
mi nueva incursión en ese mundo, el personaje comenzó a tomar más y más poder
de mi yo real en el plano de la realidad.
Haciéndome sentir un fuerte
deseo por obtener aquello que al menos hasta donde se sabía era imposible de
lograr.
Ya no viva en paz desde aquel
entonces, cuando decidí convertir en realidad mi personaje por completo,
aquella vez que comencé a ponerme pelucas, a aprender a maquillarme, a usar
zapatillas que compraba al igual que ripa femenina que me llenaba de un placer
que no entendía.
Todo eso que cuando podía, a
escondidas de mi madre me convertía en la dichosa Karina, quizás sin quererlo,
mi verdadera enemiga en la vida.
Poco a poco, Karina comenzó a
apoderarse más y más de mi yo en la realidad, haciéndome sentir terrible en
muchas ocasiones por pensar en por qué no era realmente ella y era un el en
este mundo, muchas veces destruyendo mi relación con mi pareja y haciéndome
sentir una frustración tan indescriptible del porque no era como aquellas
chicas que disfrutaba imaginar ser en mis historias.
Gritaba con desesperación
desde el fondo de mi alma, con el corazón destruido y con ganas de que el
destino y la vida me dijeran que camino realmente debería tomar, culpando a
Dios en muchas ocasiones por haberme puesto en esta maldita posición.
Un día era un chico normal,
era aparentemente feliz, todo en mi vida estaba bien, sentía ganas de salir
adelante y de tener un gran futuro con mi pareja, pero al otro día, como un
sistema parecido al de una persona bipolar, toda mi identidad se corrompía por
la maldita Karina, gritándome desde dentro que quería salir y asesinar a mi yo
real en este mundo para plantarse ella misma y controlar mi vida por completo,
provocándome una intensa depresión al sentir una fuerte disforia por ver mi
cuerpo no ser el que mi mente o mi alma deseaban desde el otro lado del polo.
Pero todo cambio aquel día, en
el que una inesperada persona llegaría, su nombre era Alani, pero se
preguntarán, ¿Qué hace ella en todo este circo bien montado parecido a lo que
sería la realidad de mi absurda vida?
Desde que Alani había llegado
a la comunidad, no había hecho nada más que intentas sobre salir como yo en el
mundo de los fetiches y fantasías Tg.
Todo parecía ir bastante bien,
intente llevar una buena relación con ella, pero a veces no entendía como
hablarle para que se interesara un poquito más en mí, pues, ella ni si quiera
conocía una pizca de la dichosa Karina, aunque no fue hasta que algunos de sus
amigos parecieron contarle sobre mí que entendió el porqué de mi agonía por
intentar tomar prestada su atención.
Nadie pensaba que realmente
esa Alani fuera una chica, quién podría creerlo, no parecía ser nada más que
una charlatana de internet como todos los demás que se hacían pasar por una
chica solo por fingir que lo eran como en sus nada satisfechas fantasías.
Pero todo cambio cuando Alani
comenzó a tomar más y más interés en la comunidad, que incluso se arriesgó a
aparecer en no uno, sino varios programas en vivo demostrando que realmente
Alani existía.
Fue ahí donde, no Julio, sino
Karina grito de coraje, sintiendo envidia de que Alani fuera una chica
literalmente real y no como ella siendo algo que tanto soñaba.
Karina pensó rápidamente y con
psicosis que su pequeño gran mundo que se había creado se destruiría,
comenzando a crear en mi otro yo varias inseguridades y hasta un enorme coraje
por lo aparentemente injusto que es la vida.
Claramente, Karina comenzó a
interesarse más en Alani, deseando obtener su atención con cada vez más envidia
y deseo, quien, sin medir en sus pensamientos, buscaba con una obsesión
inimaginable por todo el mundo la manera de robar su hasta ahora valiosísimo
cuerpo.
No fue sino hasta meses más
tarde, cuando finalmente Karina se había ganado gran parte de su confianza que,
Alani, sin saberlo y metiéndose en el lio más grande de su vida, le confesaría
su nata habilidad en realizar viajes astrales, algo que había puesto un golpe
muy duro en el ego de Karina, pues hasta en eso, ella no tenía el poder que
realmente aparentaba tener con la antes dicha Comunidad.
Yo no sabía que pensar, los
pensamientos frívolos y energéticos de esta contraparte mía me estaban matando
de agonía, ¿Cuánto era su deseo por ser una mujer real?, que quería destruirme
a mí mismo dejándome en un mar de dudas sin respuestas y con la incertidumbre
de tener que abandonar mi miserable vida, de la que realmente no era miserable,
sino infeliz por tener esa mitad de mi alma luchando por querer ser algo que no
existía.
En una noche, intente dialogar
con Alani, deseaba con todas mis fuerzas que la muy idiota accediera a mi
interés por liberarme de este cuerpo, cosa que utilizaría para engañarla.
Luego de unos minutos, en los
que me hacía esperar horriblemente por sus respuestas, llegue al clímax, mismo
que ella echaba excusa tras excusa para no intentar involucrarse mucho sobre el
tema.
- ¡Hola Alani! – le decía
ansiosa.
- ¡Hola Kary!, ¿Cómo estás? –
ella me respondía con su chocante manera dulce de hablar, al menos en lo que a
mi nada corta paciencia con las palabras melosas resistía.
- Hace mucho que no hablamos,
aunque eh estado interesada en algo importante en lo que solo tú puedes
ayudarme – insistía en forma de urgencia.
- ¿Si, dime? –
- ¡Sé que solo tú puedes
hacerlo, en verdad quisiera me ayudaras!, ¿Puedes venir con tu alma hasta mi
cuarto y sacar la mía para ponerla en otro cuerpo? – ahí es cuando intentaba
conectarlo todo –
- ¡No sé si pudiera hacerlo,
vives algo lejos! – ella interrumpía mis deseos –
- Pero los viajes astrales
puedes hacer lo que tú quieras, ¡Inténtalo! –
Ella rápidamente parecía
querer cortar la comunicación, cuando fingió tener algo de tarea.
- ¡Quizás un día que podamos
estar cerca! –luego de eso, me dejo en claro su nulo interés por ayudarme.
- ¡Esta bien, no te
preocupes!, espero un día nos podamos ver para hacerlo – le dije con tono
emocionante, pero sintiendo por dentro un gran coraje.
Pasaron los días y mientras
tanto yo seguía viendo como a Karina le afectaba cada cosa que veía de Alani,
presumiendo e incluso balbucear que tenía unas grandes tetas, lo cual en su
mente llena de pensamientos disfóricos claramente ella no las tenía ni siquiera
en desarrollo, además de ver como por eso mismo, los hombres de la comunidad se
interesaban más en ello que en ella misma.
Es ahí, cuando Karina decidió
que tenía que hacer algo de una vez por todas para robarle a Alani esa atención
que psicóticamente pensaba que a ella le había robado.
Después de un tiempo, se me
había presentado la oportunidad de ir a un concierto, además de que no me era
posible ir rápidamente, por otras razones circunstanciales, ese fue el momento
que espere demasiado para aprovechar lo que deseaba hacer con todas mis
fuerzas.
Pero, ¿A qué costo?
Muchas veces pensé que ese
momento llegaría, si me gustaría, si lo aceptaría, si aceptaría perder todo lo
que dejaría atrás por cumplir mis absurdos y perversos sueños, sería otra
persona, ya no vería a mis seres queridos, así como no sabía si ellos
extrañarían a la antigua versión de mí, o si incluso amarían más a la nueva
versión que llegaría.
- ¡Hola Alani que crees! –
llegaba saludando con emoción.
- ¡Hola Kary!, ¿Qué pasa? –
- ¡Iré a un concierto en tu
ciudad!, ¿Qué te parece si nos vemos finalmente como habíamos quedado y
cambiamos de cuerpo un rato? – intentaba hacerlo interesante, anteponiendo todo
el juego sobre la mesa.
- ¡No lo sé, estoy algo
ocupada, ya sabes, la escuela y todo me está matando de cansancio – ella
respondía –
- ¿No te gustaría descansar un
poco de todo eso?, yo podría vivir esa vida por ti, ¿Qué dices? – se me estaba
agotando la paciencia.
- ¡Ya veremos, me avisas si
quieres!
Luego de su nulo interés en su
respuesta, se desconectó y nuevamente el coraje invadió a Karina, no entendía
igualmente, por qué a Karina le interesaba tanto Alani si ella siempre fue del
estereotipo de ser una hermosa pelirroja con un cuerpo fino y por supuesto
dotado pero delgado.
Alani era todo lo contrario,
era bonita, pero tenía cualidades no descritas que lo harían ser una mujer que
no cumpliría con sus estándares, al menos, yo no entendía que significaba todo
esto, porque Karina estaba obsesionada con la idea de ser Alani.
¿En verdad arruinaría mi vida
para entregársela a otra persona solo por ser ella?
Ya estando cerca la fecha del
concierto, intente enviarle mensajes a Alani, pero ella no contestaba, parecía
inactiva y simplemente, aunque no bloqueada, pero parecía ser que esforzaba en
ignorarme.
¡Maldita, maldita porque me
hace esto!
Karina gritaba por dentro
llena de coraje en saber que su valiosa oportunidad se estaba yendo, no
obstante, sabía qué hacer en un caso como este, pues su obsesión llena de
coraje la habían hecho hasta dar con su ubicación sin que si quiera esta lo
supiera, estaba decidida, Karina se involucraba más en cada aspecto de mi vida,
corrompiéndome y haciéndome cada vez una peor persona todo por esa obsesión tan
grande de ser ella.
Llegando a la ciudad, lo
primero que hice fue resolver los asuntos del hospedaje, pase el resto de la
noche pensando en si esto era lo correcto o no, había dejado a mi pareja, la última
vez que la vi la abrace y le dije te amo sintiendo una gran tristeza, pues esa sería
la última vez que nos viéramos, al igual que lo hice con mi madre aunque un
poco menos amoroso, estaba por cambiar el destino de mi vida, todo para que la
tal Karina dejara de fastidiarme, aunque sin darme cuenta ya lo había hecho.
Al día siguiente, puse todo en
marcha, caminé hacia la clínica donde Alani trabajaba, esperé pacientemente
hasta que diera la hora de salida y es ahí cuando finalmente la vi saliendo con
su uniforme y caminando hacia el transporte, la seguí sin darle una sola pista
de mi presencia, como un extraño más rodeándola en el gran tumulto de gente en
una periferia como la gran ciudad.
Ella no parecía notar mi
presencia, aunque si la notaba por ratos angustiada sin saber que lo ocasionaba,
tal era el curioso poder de la desgraciada que parecía poder sentir que algo
malo estaba a punto de ocurrir, la notaba nerviosa.
Finalmente, llegamos a su
zona, bajé sin causar mucha sospecha, afortunadamente otras dos personas
también descendieron del transporte dirigiéndose al mismo camino, caminaba
lentamente a distancia sin causar mucha sospecha, entonces, la perseguí hasta
su casa, un edificio tradicional de las colonias en donde emergió para llegar
hasta su departamento maltratado pero hogareño.
Subí las escaleras con calma,
aunque ella parecía sentir mi presencia, apenas dio una media vuelta y mi pie
hizo una mala jugada, tropezando con unos cuantos escalones todo por intentar
despistarla, ella me miro y en lugar de tener compasión y empatía como la
enfermera que era entendió perfectamente que algún tipo el cual aún no
reconocía la perseguía desde el transporte.
Rápidamente ascendí los
escalones, Alani gritaba, pero la ignoraban, así era la gente de este país, sin
interesarle la seguridad de los débiles, tenía miedo de que mis planes se
arruinaran por eso, pero una vez consumidos yo ganaría el premio gordo.
- ¡Ahhh, ayuda!, ¿Quién eres
que quieres? – Alani gritaba con miedo, al no poder llegar a salvo a su
destino, prefirió hacerse bolita en una equina gritando para que alguien
saliera a ayudarla, tal parecía que incluso sus vecinas la detestaban, por
envía o por lo que fuera, pero tan desgraciadas que ni si quiera se tomaron la
molestia de ayudarla.
- ¡Ey, tranquila, Alani, soy
yo, Jul…, o bueno, ¡Karina…! – le decía intentando calmarla, esperando a que
alguien no saliera.
- ¿Tú, pero que haces aquí,
porque me sigues?
- ¡Perdón!, pero quería
hacerlo, no me dejaste otra opción.
Con las cosas saliéndose de
control, saqué de mi bolso una navaja, la cual había traído por si acaso y bien
que me terminaría sirviendo, rápidamente, apunte con ella hacía su garganta,
mirándola como un animal temblando de miedo.
- ¡No me hagas daño, déjame
por favor! – ella sollozaba pensando en que más podía pasar en su vida para que
la dejaran tranquila.
- ¡Cállate estúpida, me tienes
harto, dame lo que quiero o si no te mataré! –
- ¡No entiendo!, ¿Qué quieres?
- ¡Que me des tu cuerpo
maldita, quiero tu cuerpo, quiero ser tú, quiero ser mujer!, ¿NO entiendes?
- ¡Tanta es tu obsesión con
eso, ya déjame en paz!
- ¡Vamos a tu cuarto ahora!
Pegue el filo de la navaja en
la cintura de la espalda de Alani, pobrecita, realmente no quería que las cosas
fueran hacía, pero fuerzas extrañas me obligaban.
Ella lloraba mientras que con
miedo entrabamos a su departamento, no sabía que más hacer, estaba acorralada,
todo por la obsesión de un imbécil como yo, no lo entendíamos, simplemente
sucedió, nos dirigimos a su cuarto y se tiro a la cama.
- ¡Vamos a hacerlo de una
vez!, que no tenemos mucho tiempo, hiciste tremendo escándalo y seguro va a
venir la policía.
- ¡Entiende, no quiero hacer
esto, es mi cuerpo!
- ¡Tu no entiendes!, no tienes
nada que perder, siempre te quejas de tu pinche vida, te regalo la mía, te
prometo que nada te faltara y podrás tener más si te esfuerzas, solo no la
cagues, no quiero que arruines más mi vida.
- ¿Pero tu si puedes arruinar
la mía?
- ¡Es una moneda de cambio
preciosa!, solamente quiero eso, tu cuerpo es todo lo que más deseo.
Ella se negaba a toda costa,
no entendía porque, quizás ni siquiera era real tanta cosa que me dijo
envolviéndome con que podía hacer viajes astrales, pero más le valía que lo
fuera porque no llegue hasta aquí eh hice todo este desastre por nada.
La obligué a quitarse la ropa,
ella estaba asustada, no le quedaban opciones ni a mí tampoco, “era el todo o
nada”, ella se negaba hacerlo, pero fue más su instinto de supervivencia en el
que me veía todo paranoico y obsesionado por ella, que tuvo que hacerlo,
mirando con deseo y muchas ansias como desnudaba su cuerpo, quedándose
completamente desnuda a mi merced, miraba su rostro con pena y miedo, mis ojos
le miraban fulminándote, ¡Dios, es un cuerpo del deseo!
Me acerqué a ella, desnudando
mi cuerpo también, ella quería luchar, pero le amenacé nuevamente con la
navaja, mirándome asquerosamente desnudo, pensando incluso que quería violarla.
- ¡Apresúrate y haz el cambio!
- ¿Qué no entiendes?, no haré
nada de eso, ¡estás loco!
- ¡Mira estúpida!, no vine
hasta aquí por nada, sabes bien que puedes hacerlo a mí no me mientas, así que
concéntrate de una buena vez, sales de tu cuerpo y sacas mi alma para
intercambiarnos.
Le decía sin mirar atrás,
notaba como ella se aferraba, no entendía porque, quizás si deseaba mucho su
cuerpo a final de cuentas, pero solo yo lo tomaría al final de la jugada.
- ¡Te voy a matar si no lo
haces!, no tienes nada que perder, porque no pruebas otra vida y descansas de
la tuya.
Alani veía que ya no tenía
alternativa, sino lo hacia el loco de mi terminaría con su vida, sentía coraje
de que nadie la dejara en paz, siempre había vivido con incertidumbre, un poco
de discriminación y entre tantas cosas y sucesos que pasaban en su vida,
francamente si estaba cansada de lidiar con todo eso, pero más coraje le daba
el que alguien como yo viniera a amenazarla y quererle quitarle todo lo que era
suyo, más fueron sus ganas de quitarse de encima todo eso, que de hacerlo por
gusto.
Alani dejo de temblar y
ponerse un poco más seria cada vez más, estaba cansada de siempre tener que sentir
ese miedo solo por ser mujer, entonces dejaría todo de una vez por todas.
- ¡Esta bien, escúchame
tarado!, lo voy a hacer, pero con una condición y más te vale que la cumplas –
Alani se escuchaba enojada y por primera vez la notaba con un semblante lleno
de coraje.
- ¡Sí, si dime lo que sea, no
importa, lo cumpliré!, pero dame tu maldito cuerpo que me estoy muriendo.
- ¡Te daré mi cuerpo como
tanto lo deseas!, pero tendrás que vivir con él para siempre, de ninguna manera
me vuelvas a intentar amenazar o acercarte a mi vida, este será tu encierro, tu
cárcel, sino te gusta luego de tres horas que te masturbes en el solo por tus
malditos y perversos deseos de hacer con mi cuerpo lo que quieras, ese será tu
problema, yo no estoy jugando, estoy harta de que todos hagan lo que quieren
conmigo, entonces este será tu premio o tu castigo, te lo daré pero este jamás
te lo regresare.
Las palabras de Alani habían
sido claras y directas, mi corazón se aceleraba, lo peor, era que ni siquiera
tendría un cuerpo de hombre bonito como ella desearía, digo, igual no es que
este horrible, pero para estándares de belleza al igual que los míos, ella
claro que tenía los suyos, espero lo mejore si era su deseo, pero yo estaría
feliz y conforme con el suyo a pesar de lo que me decía.
- ¡Por supuesto, solo hazlo
ya!; no me importa nada, no quiero mi maldito cuerpo solo quiero el tuyo y el
de nadie más.
Estaba poniéndole punto final
a mi historia, era mi muerte y el inicio de una nueva vida, note como ella se
acomodó sobre la cama, me indicó que hiciera lo mismo, me veía con coraje,
antes no se me ocurrió que la desgraciada me cambiara con un gato por venganza.
Me sentía ansioso, con muchos
nervios, estaba mirándola concentrarse y solo podía pensar en que el momento
más deseado de mi vida llegaría, por fin seria eso que tanto Karina deseaba,
por esa maldita había llegado hasta aquí, al fin seriamos la mujer más deseada
de la Comunidad, Karina y Alani fusionadas en un mismo cuerpo, el alma y mente
de Karina con el cuerpo y algo de la mente de Alani en una misma.
Pasaron unos cuantos minutos
para notar como el cuerpo de Alani estaba en total relajación, mi cuerpo
temblaba de miedo a la vez por lo desconocido, no sabía qué se iba a venir,
simplemente esperaba con ansias mis más grande deseos.
De repente, mi mente comenzó a
quedarse en blanco, sentía cada vez más y más sueño, hasta que por poco me
quede dormido, mi mente parecía elevarse, algo en mí hacía que mi corazón se
detuviera, comenzaba a sentir miedo pensé que moriría, algo quería arrancarme
el alma y a la vez algo se aferraba a no soltarme, todo parecía colapsar y no
sabía hasta qué punto terminaría, parecía que habían pasado horas, aunque solo
habían sido unos segundos.
Finalmente, me encontraba
dirigiéndome hacia una luz – ¡Esa maldita me mató! – grité con miedo al pensar
que me dirigía hacia la luz del túnel de la muerte, hasta que de repente toda
la luz seso y miraba la habitación de Alani más claramente.
- ¡Me has costado mucho!, te
dije que era imposible hacer esto, pero te aferraste, por mí pude dejarte
morir, pero quiero que pagues en vida lo que estás haciéndome – Alani parecía
completamente otra, ya no lucia como esa chica tierna, duce y bondadosa, me
hablaba en un tono serio y muy frío, parecía que su conciencia había llegado al
límite, se notaba claramente como había corrompido a un ser de luz inocente y
que con coraje me deseaba lo peor.
- ¿Qué fue todo eso? – le
decía intentando conocer explicaciones.
- ¡Pues fue cosa de tu alma!,
te dije que estabas demasiado aferrado a tu cuerpo y no podía hacerlo, casi te
llevan los ángeles de la muerte, pero logré atrapar tu alma vagante antes de
que fuera demasiado tarde, llegamos de nuevo aquí, no te diste cuenta, pero así
fue.
No sabía si me estaba echando
un enorme choro de historia o si realmente decía la verdad, pero francamente no
podía no creerle a lo que decía siendo que una vez fuera de mi cuerpo, miraba
con asombro como parecía un ser humanoide de protoplasma flotando sobre
nuestros cuerpos.
- ¡Bueno, ahí lo tienes, es
todo tuyo! – me decía resignada y desdichada, esperando a que toda esta
historia de terror se terminase.
- ¡Espera!, ¿No me dirás por
última vez si estoy haciéndolo correcto?, ¿No me dirás que no lo haga?, ¿No me
dirás una larga línea donde me hagas recapacitar para no hacerlo y volver a mi
vida normal?
- ¿Y porque hacerlo, no decías
que habías llegado lejos para tomar mi cuerpo?, tu tomaste tu decisión, ahora
no seas cobarde y toma mi cuerpo –
Las palabras de Alani me
llegaban hasta el alma, ella no era así, de repente había tomado una actitud
tan cruel y vengativa, ella era todo lo contrario, no me había dado cuenta de
todo el daño que le estaba haciendo, convirtiendo a aquella chica dulce y
tierna, quien no paraba de reír y sonreír, en una mujer con alma cruel y
despiadada.
Sin más objeción, mis nervios
estaban de punta, ¿De verdad me quedaría con su cuerpo y su vida?, no pensaba mucho en el retorno, ni en
las consecuencias, sino en poder tomar su cuerpo y posar sus manos finalmente
en sus senos, ella me regresó a ver, detestando esa mirada de lujuria por saber,
que lo único que me motivaba a provocarle este calvario eran las infinitas
ganas de poder tocar su cuerpo femenino, sin más, ella se lanzó sobre mi cuerpo
para que ya no me quedara alternativa alguna de escapar y resignarme.
- ¡No! – grité mientras pude
aun con la negación de subconsciente, no pensaba hacerlo quizás, solo, solo no
pensé que llegaría tan lejos, no tendría opción.
Mientras que yo observaba con
terror como Alani se introducía en mi cuerpo y era absorbida por el mismo, una
inmensa incertidumbre me envolvió en tristeza y frustración, -¡Que hice! –
sollozaba aun por idiota, de la nada, mi cuerpo parecía convulsionar por unos
cuantos segundos, no sabía lo que pasaba y tenía miedo de que este fuera el
final de Alani, pensar que también sucedería lo mismo conmigo si entraba en su
cuerpo, quizás esto era de alto riesgo y no tendría otro final más que la
muerte y caer en el infierno por intentar hacer algo tan macabro como robar el
cuerpo de un mortal.
Entonces paro y despertó a los
pocos minutos, se notaba agotado, lo que más me intrigaba y sorprendía sino es
que me hacía entrar en un enorme pánico, era ver como algo o alguien más movía
mi propio cuerpo, de un momento a otro, comenzó a mirarse a sí mismo,
acariciando y tratando de denotar la diferencia de su nuevo físico, miro a
todos lados esperando encontrarse con su nuevo reflejo y aunque tratando de no
caerse por su nueva gravedad encontró su imagen impregnada en el cristal del
baño, aun sorprendida mirándose a sí misma, Alani gimió un leve alarido, no era
un rostro ni una imagen que fuera grata de admirarse a sí misma en el espejo, extrañaba
su antiguo reflejo y por tanto detestaba verse de esa forma tan rastrera.
Luego regresó a la cama
mirando como su cuerpo aun continuaba inerte, observó con mis ojos, o, mejor
dicho, con sus ahora ojos por todo el aire de la habitación, como si tratara de
encontrar mi alma aun vagante, pero lo cierto es que me sentía tan traumado con
la situación que aún no me atrevía a meterme dentro de su cuerpo, tenía miedo,
estaba asustado y muy abrumado por pensar en todo lo que me tocaría vivir desde
ahora una vez que entrara en su cuerpo.
- ¡Todo es tu culpa, maldita
Karina! – gritaba mientras trataba de remediar la guerra que yacía en mi
conciencia, mientras que mi contra parte me abrumaba más con sus odiosos
pensamientos de arranque, de ira, de lujuria y de obsesión por adentrarnos en
el cuerpo de Alani.
- ¿Qué, aun no te atreves?,
¡Que cobarde eres, ya lo tienes!, ahí está como querías, mi cuerpo para ti
solo.
Alani me insistía burlándose
con odio sobre mi alma, me sentía agonizante, miraba su cuerpo aun tendido
sobre la cama esperándome, no paso mucho más tiempo para que algo que me dejo aún
más helado y temeroso apareciera, pues en unos pocos segundos, el ambiente
comenzó a sentirse muy frio, unas manchas como sombras oscuras comenzaron a
emerger de las esquinas de la habitación, así como de rodearme a mí y al cuerpo
de Alani, mientras que ella miraba hacia la nada esperando dirigirse hacia mí.
- ¿Qué estas esperando idiota?,
los espectros ya están aquí, mi cuerpo no tiene alma y al no estar muerto pero
vacío esperan ocuparlo, sino entras ahora te quedaras vagando hasta convertirte
en uno de ellos sin sentido ni esperanza alguna en la vida, entre la oscuridad
y las tinieblas.
Alani se dirigía con crueldad
mientras que mi instinto de supervivencia me abandonaba cada vez más, estaba
perdiendo el juicio, no sabía qué hacer, estaba acorralado, de repente, miré como
uno de los espectros comenzaba a querer entrar en el cuerpo de Alani, pero otro
interrumpió y así mismo otro y otro cada vez más hasta rodear el cuerpo de
Alani, hambrientos y deseosos por ocupar su cuerpo y tener un cuerpo físico
para volver una vez más a la vida, mismo, que no sabía si podría ser un alma
buena o maligna la que intentara albergar hospedaje en su cuerpo.
Me levante flotando como
podía, intentando cruzar entre el mas de espectros que le rodeaban, un brillo
me cubrió particularmente para protegerme, así como eludir a los espectros
hasta alejarlos expulsándolos del cuerpo de Alani, su cuerpo parecía brillar
también y de repente como un clavado intente lanzarme sobre su cuerpo, mismo
que comenzó a absorberme, quizás por considerarme un alma aun no lo
suficientemente maligna para tomar control de ella.
Miraba por un túnel de luz
blanca, como si de un vórtice que me transportaba a otra dimensión se tratara,
de repente, todos los recuerdos de Alani me invadían como golpes uno tras otro,
sus recuerdos comenzaban a embargar mi alma, transformando o fusionando ambas
partes en una, tal como había pasado con Alani y mi cuerpo, mi ahora cuerpo
estaba convulsionando, terminando de procesar todo lo que sucedía con mi alma
al introducirme en su cuerpo, digamos, que adaptándose a la situaron, hasta que
todos esos golpes terminaron y estaba sintiendo como mi ahora corazón acelerado
se tranquilizaba, el frio había cesado y sentía como el calor de un cuerpo
físico volvía a la normalidad todos mis sentidos, hasta ahora, pues luego de
unos minutos, me sentía un poco recuperado, pero a la vez estremecido por una
enorme cantidad de cambios que me revolvían cada sentido y me colapsaban
mentalmente.
A penas había despertado y
comenzar a ver con mis nuevos ojos, pero apenas veía algo borroso, mi mente aún
no se encontraba estable y lentamente me quede dormido apenas mirando como mi
antiguo cuerpo yacía frente a mi observándome.
La noche había sido algo
larga, ni si quiera sabía que carajos había pasado en realidad, no sabía si era
una ilusión o si había sido real, demonios, espectros, almas, cuerpos, miles de
pensamientos cruzaban por mi mente y ni si quiera sabía si eran los míos, pero
al parecer concordaban con los de la antigua Alani, tratándome como un invasor,
atrapándome en sus recuerdos y deseos.
Desperté a la mañana
siguiente, mi corazón se sentía algo agitado, la cabeza aun me daba un poco de
vueltas nunca había pensado que todos estos estragos ocasionaran un cambio de
cuerpos, miré a mi alrededor tratando de
buscar rastros de Alani y de mi cuerpo, pero solamente había hallado una nota
de la misma, el miedo se apoderó de mí una vez más, mis manos temblaban de frio
por el escalofrío del temor por lo que había pasado, regresé la mirada
persuasiva a mi nuevo cuerpo, la perspectiva que yacía en mis ojos no me
pareció desconocida, pues este cuerpo estaba acostumbrado a mirarse a sí misma
cada día, más sin embargo mi mente reaccionó distinto a lo que debería, mis
sentidos se agudizaron y lentamente con algo de morbo tome los dos senos que se
hallaban en mi pecho.
Apenas podía acariciarlos con
mis manos y ya sentía algo de nervios o por la fricción de la tela con ellos,
eran algo grandes, más de lo que me hubiera imaginado, por fin eran mías,
pensaba en la cabeza, oprimí con un poco más de fuerza aunque me causo algo de
dolor, pero sentir ambas masas suaves y gelatinosas me habían provocado algo de
vibraciones en todo el cuerpo, aun me era descocido la forma en la que podía
excitarse el cuerpo de una mujer, así que no entendía cuáles eran los limites o
si apenas era el principio del placer femenino, algo dentro de mí me hizo dejar
lo que estaba haciendo, aun me sentía consternado por este gran cambio, ¿Realmente
esto era ser una mujer?, pensaba mientras trataba de estabilizar mis sentidos y
emociones.
Me levanté con algo de
dificultad, no estaba acostumbrado a este centro de gravedad que distribuía mi
cuerpo, los senos de Alani si eran algo grandes y me balanceaba de lado a lado
torpemente, pero poco a poco trate de controlarlo, mis piernas al igual que mi
abdomen y mis brazos ahora estaban rellenitos, era una mujer gordita, aunque
vulgarmente y con burla me auto dominé gordibuena, mi cabello me picaba la nuca
y se sentían cosquillas por toda mi espalda, el frio embargo mi piel aun
desnuda y sentía cosas por doquier.
- ¡Ahhh, no puedo parar! – mi
nuevo cuerpo temblaba mientras caminaba, incluso escuché la tierna voz de Alani
resonando mis palabras, - ¡Jajajaja! – me reí tratando de emularla, su
característica risita de cada en vivo ahora podía incluso escucharlo poniendo
de mi boca, aunque era más una risa turbia tratando de no aparentar estas loca
sino nerviosa.
Llegue hasta su baño, tratando
de reconocer mi nuevo aspecto, mirar su rostro ahora mío frente al espejo me trajo
algunas extrañas sensaciones, estar en otro cuerpo y mirarte al espejo con otra
imagen era algo perturbador siendo sinceros, incluso, mirarte ahora mismo con
un cuerpo diferente y de otro género aún más, temblaba al mirarme, me sentía
desconocido dentro del alma, pero mi mente sentía ese rostro tan familiar.
-¡Bueno estúpida, ya lo
tienes, ya somos Alani !; ¿Puedes dejar de torturarme? – le decía a Karina
mirando este nuevo y extraño reflejo, me sentía muy confundido, aunque incluso
si pareciera esquizofrénico, la voz de Karina o su personalidad se habían ido,
dejándome acorralado siendo ahora un simple hombre atrapado dentro del cuerpo
de una mujer, ¿Realmente quería esto?, ahora me sentía algo incómodo al ver que
tenía unos senos enormes colgando de mi pecho, pero vendría lo peor, cuando me
di cuenta que había olvidado que ahora incluso tenía una vagina, mis manos
temblaron de miedo, mis rodillas se cruzaban y el frio sofocaba mis sentidos.
Me sentí sobre la fría
cerámica de la taza y abrí con un poco de morbo y escalofrió mis piernas para
examinar aquel órgano que ahora era mío, un frio malestar causo perturbación en
mi conciencia, al notar aquella vagina, sentí pánico y desconcierto al ya no
ver mi antiguo pene, - ¡Mierda, mierda, realmente tengo una vagina! – cerré mis
piernas en modo de seguridad, no me sentía del todo a gusto, realmente me
sentía diferente y dolido por todos estos cambios.
Luego mi vejiga comenzó a
punzarme, ese cosquilleo desconocido me estaba aturdiendo, sabía lo que debía
de hacer, lo pensaba, así como lo escribía en cada una de mis historias, aunque
nunca pensé que fuera realidad en algún momento de mi estúpida vida.
Apreté con algo de fuerza,
para luego darme cuenta de que estaba haciendo mal, decido no fritar mi órgano
ni ninguna otra acción que tuviera muestra de morbo, simplemente trate de
relajarme, los recuerdos de este cuerpo parecían ayudarme, abrí un poco mis
piernas, aguantándome el deseo de no querer ver esa hendidura, de repente, el
fluido comenzó a salir por su cuenta y me di cuenta de que todo se había
manchado, el líquido salía de diferentes formas y yo avergonzado tuve que
limpiar el desastre que había cuidado con ello, me sentí ridiculizado como una
mujer, ya no contaba con el órgano que simplemente debía de tomar y dirigir,
estaba en una situación distinta y el solo pensar que debía acostumbrarme me
causaba coraje.
Regrese a la habitación y como
en otra de las circunstancias habituales de un cambio, debía de buscar la ropa
para ponerme en este cuerpo, miraba los cajones de Alani, llenos de su ropa
íntima, brasieres grandes, algunos tops cómodos, calzones y pantimedias, así
como una serie de vestidos, blusas y pantalones en su armario, además de
chamarras, suéteres, su uniforme de enfermera entre otras cosas, tomé lo primero
que se me vino en mente, obviamente tratando de no ser muy obvio a la hora de
tener que elegir un sostén, las copas de este eran grandes para acoplarse a mis
medidas, trate de colorarlo como lo hacía anteriormente cuando me travestía en
privado, luego de abrocharlo, sentí como los resortes apretaban mis senos
dejándolos firmes en su lugar.
Luego deslice la pantimedia
por mis piernas hasta cubrir mi nuevo órgano, sentía como tenía unas nalgotas,
características del cuerpo de Alani, aunque si bien no tenía unas curvas
sensuales como las de otro tipo de mujeres, al verme en el espejo me provocaba
sentirme extrañamente algo sexy, al menos pensaba queriéndome dar confianza a mí
mismo, o a mí misma, debía de pensar en femenino y en mí mismo como una y no el.
Teme por último un vestido,
aunque este no me convenció mucho, no me sentía aun con la suficiente confianza
de resaltar mis nuevos atributos en público, así que preferí tomar un pantalón
y una blusa tipi suéter grande para cubrir todo mi cuerpo.
Luego trate de peinarme un
poco, tenía el cabello enredado y desalineado, mi pancita sintió un hueco en el
estómago, sabía que ya era hora de buscar alimento, afortunadamente sabia
cocinar, aunque al ver mi refrigerador notaba que estaba algo vacío sin muchas
opciones entonces es cuando los
recuerdos de Alani me indicaron que ahora no tenía dicha habilidad en la cocina
cual me disgusto y me hizo sentir dolido por notar que ahora había olvidado
ciertas cosas de mi vida, o, que ya no tenía ciertas cualidades que antes.
Sin remedio, decidí pedir algo
a la aplicación, tome el celular de Alani, anotando la contraseña, que me había
puesto en su carta de despedida, la cual, me había dicho cosas algo dolorosas y
claramente llenas de odio y de coraje, más sino para decirme lo mismo de aquel
sueño astral que tuvimos, donde me ordenaba jamás buscarla a ella ni a mi
cuerpo, las lágrimas salieron de mi rostro, perdí todo lo que más amaba por un
ridículo y perverso sueño que me había orillado a olvidarme incluso de las
consecuencias.
Entonces, me senté fatigada
con los estragos de mi nueva identidad, observé todo mi entorno, ahora estaba
solo, lleno de pensamientos e ideas por hacer sin saber qué camino tomar con
esta nueva y aún inexplorada vida, en la realidad donde no podía refugiarme con
palabras para cambiar el rumbo del destino de mi vida como si fuera una simple
historia de fantasía, ¿Esta era la vida que realmente quería, o era lo que
Karina quería obligarme como un castigo de la vida?
FIN
No entendí xd
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